Publicado en Revista Realidad el 23 de abril de 2023
En febrero de este año, la Comisión Nacional de Primaria fijó el próximo 22 de octubre como la fecha de la elección Primaria para decidir la candidatura presidencial que representará a la gran mayoría que reclama un cambio político en Venezuela.
Desde luego, no hablamos de unas PASO en democracia, como ocurrirá este año en la Argentina. Será un proceso interno de las fuerzas democráticas de un país oprimido por una dictadura cuya élite ya lleva en el poder 24 años (y al menos 10 de ellos por la fuerza). La idea principal es elegir al abanderado o abanderada de los demócratas que enfrentará a la dictadura en 2024 (fecha, según la Constitución, en la que deben llevarse a cabo las elecciones presidenciales). Pero también se trata de elegir una ruta, una estrategia, un plan. No es solo el nombre lo que se va a decidir, pues ya hay uno que nos mueve y nos debe unir: Venezuela.
Es precisamente por eso que la realización de las Primarias debe ser un proceso amplio y que, ante todo, desafíe al poder. Hoy los venezolanos tienen pocos espacios para expresarse, pues los medios de comunicación tradicionales están controlados por la dictadura, y las protestas -que no cesan- son reprimidas con la dureza propia de un régimen de terror. Las Primarias deben servir, también, para ello, para permitir a los ciudadanos expresar su voluntad. Que participen. Que sean los protagonistas de una lucha que busca la libertad, la democracia y el futuro de una nación donde los aeropuertos ya no sean lugares de despedidas sino de reencuentros.
Por todo esto, la participación no debe reducirse a los venezolanos dentro del territorio. Debe ser, también, para los millones de connacionales que han huido de la barbarie chavista. A la fecha, de los más de siete millones de venezolanos que están fuera del país (según datos de la Plataforma R4V de la ONU), al menos cuatro millones tienen la edad para votar. Entendemos las dificultades logísticas, pero para respetar los derechos de todos y para demostrar que el país entero (dentro y fuera) está unido en la búsqueda de la democracia, así debe ser este proceso electoral: amplio. Exactamente lo contrario a lo que hace el régimen de Maduro.
También debe ser así, porque es necesario contar con el apoyo del mundo democrático. Debemos vencer la propaganda de la dictadura y sus aliados, y hacer entender que, de lograrlo, será a pesar del poder y no porque en Venezuela haya democracia. Los candidatos, los organizadores, los partidos y los ciudadanos debemos trabajar unidos. Mucho de lo que suceda en 2024 dependerá de lo que hagamos en este 2023. Y deberá ser un trabajo quirúrgico, sin egos, entendiendo que se juega nada más y nada menos que la República. Enfrente tenemos a personas investigadas en La Haya por crímenes de lesa humanidad, y a semejante monstruo solo se le puede vencer con trabajo interno y externo.
Es cierto que no será fácil. El régimen hará todo lo posible por sabotear el proceso, sin embargo, es importante recordar que la lucha por la democracia nunca es sencilla, y que la oposición venezolana ha demostrado su valentía y compromiso en la lucha por la libertad y la justicia en el país.
Las Primarias tiene que ser un evento que movilice, que inspire a los ciudadanos a luchar por el país que unos cuantos delincuentes nos han arrebatado, que sea un ejemplo democrático. Tiene que ser un desafío contra el poder, porque sólo la rebeldía del oprimido puede romper las cadenas puestas por el opresor.